Hace mucho que no hablo sobre los libros que he leído ultimamente, y aunque en el último mes mi ritmo de lectura ha disminuido bastante, los días después de terminar la tesis agarré una depresión tal (síndrome de no tener nada que hacer después de la defensa), que pasé varios días echada en la cama sólo leyendo.
Leí de todo: una historia de amor súuuuuuuuuuuuuper romántica (
El penúltimo sueño de Angela Becerra)
(Jackie NO lo leas, repito NOOO lo leas), dos de intriga con toques históricos (
El laberinto de la rosa de Titania Hardie y
El anillo de Jorge Molist), uno de la autora de El Ocho, Katherine Neville, que me leí en inglés (gracias Joel!) y que me gustó mucho,
El círculo mágico (que por cierto, ya leí por ahí que pronto saldrá en castellano la segunda parte de El Ocho, yuuupiiii), de Paulo Coelho:
A orillas del río Piedra me senté y lloré y Verónica decide morir. Uno de estos que hablan sobre el fin del mundo:
El testamento Maya de Steve Alten (estos libros son un poco... inocuos, son más bien mi lectura light). Un poco de filosofía:
Filosofía para bufones de Pedro Gomez Calero (bueníiiiisimo en serio). Otro que también me gustó fue
El otoño alemán de Eugenia Rico, de verdad que describe muy bien lo egoístas que podemos ser los seres humanos cuando muchas veces sólo buscamos complacer nuestros caprichos.
Creo que se me escapa alguno, pero en general creo que el libro que más cabezona me ha dejado fue la
relectura de
La insoportable levedad del ser de Milan Kundera. Con esta relectura confirmo (por millonésima vez) que los libros también cambian con el tiempo. Yo lo leí hace ya muchos años (tendría yo 16 ó 17 años quizás), pero leerlo ahora me ha hecho questionarme un montón de cosas, cosas en las que seguro nisiquiera pensé hace 10 años. La primera y la que más me ha dado pa' ejercitar el cerebro, es el punto de las casualidades. Seis casualidades tuvieron que ocurrir para que Tomás y Teresa se conocieran... pero fueron realmente casualidades? Yo soy de las que piensa que las casualidades no existen, la vida me ha demostrado que es así.
Cada cosa que nos pasa cada día, desde que nos levantamos hasta que volvemos a la cama a dormir, está llena de significado para nuestras vidas, nuestro cerebro sin embargo, no puede prestarle atención a todas, y sólo registra en nuestra memoria aquellas que nos son más necesarias para nuestras actividades diarias. Por eso los budistas llaman a la iluminación el despertar, porque el ser que logra la iluminación despierta al universo, comulga con él, se fusiona y coexiste (íntegramente) con él, más allá de los límites del tiempo o el espacio... y es entonces cuando podríamos notar absolutamente todas esas pequeñas cosas que nos rodean todos los días...
Qué por qué escribo este post tan comeflor??? la verdad no lo sé!!! jajajajajajajajajaja
Por un lado creo que es la influencia de las fotos de otoño de
Jackie que están bellísimas, y que me ponen un poco entre melancólica y eufórica. Por otro, todas las cosas nuevas que estoy viviendo ahora con Otto a mi lado... no es sólo el día a día, sino también todos los proyectos que tenemos juntos... es ver como mi lista de "Cosas que quiero hacer" se hace cada día más y más larga, y bueno no sé... estos días ando cabezona...
Los dejo con unas palabras del libro, que a mi, se me han quedado grabadas en el alma:
"No es la necesidad, sino la casualidad, la que está llena de encantos. Si el amor debe ser inolvidable, las casualidades deben volar hacia él desde el primer momento, como los pájaros hacia los hombros de san Francisco de Asís."P.D.: mañana me voy a Barcelona porque el domingo voy a correr en la Carrera de la Mujer de Barna, así que les deseo a todos un fin de semana maravilloso!!!! hasta el lunes!!!