Yo creo que a medida que pasa el tiempo y nos hacemos viejos, perdemos la capacidad de sorprendernos. Y supongo que será normal no?
De tanto ver las mismas cosas a veces cada día como que pierden su encanto, la novedad, dejan de ser cosas nuevas y diferentes y por lo tanto ya no nos sorprenden.
Y yo creo que eso, por muy normal que sea, no siempre es bueno.
Por ejemplo.
Desde que vivo fuera de Venezuela, me he acostumbrado a ver en los medios (tele, periódicos, etc.) el nombre de mi país siempre asociado a las barbaridades que hace o dice el Sr. Presidente
(o T-Rex como le dice Lena jeje me encanta ese nombre =P), y la verdad es que llega un punto en que empieza a ser atorrante. Hace 7 años cuando llegué a este país y me preguntaban que de donde era, todavía quedaba algún ingenuo que me preguntaba por los culebrones o las mises cuando yo respondía que de Venezuela. Pero las cosas cambiaron muy rápidamente, decir que "soy de Venezuela" implicaba automáticamente que me preguntaran por "mi presidente" y comentaran la última payasada o showcito del señor ese que hubieran pasado en el noticiero, o en los late shows de aquí, que por cierto han encontrado una fuente eterna de material para hacer chistes
(porque no se puede hacer otra cosa con cualquier cosa que diga o haga ese señor sino chistes) con los programas Alo Presidente del mencionado personaje.
Total, que me acostumbré a ver el nombre de mi pobre
(sí, pobre) país siempre asociado a cosas siempre desagradables. Esa es una sensación muy chimba.
Peeeeeeeeeeeeeero,
(porque siempre siempre y afortunadamente, para todo siempre hay un pero) hace días me llevé una agradable agradable sorpresa. Estaba leyendo mi revista Que Leer del mes de marzo y de repente vi de pasada en un párrafo el nombre de mi país. Inmediatamente me puse a leer la pequeña reseña a ver de qué se trataba: a Edgar Borges, un escritor de Venezuela, le han otorgado el Premio internacional de novela Albert Camus, convocado por la revista literaria Gotas de Tinta. La noticia pueden leerla
aquí.
Yo voy a decir la verdad, ni conocía al escritor, ni conozco ninguno de sus libros publicados anteriormente. No sé si buscaré algún libro suyo para comprarlo
(si tengo que leerlo se me atravesará lo suficiente como para notarlo), pero lo que sí les puedo decir es que me gustó MUCHO ver el nombre de mi bello (sí, bello) país en un reconocimiento de
algo. Fue como una cremita para el alma, que tan golpeada la llevamos los venezolanos que tenemos que ver imágenes como las de ayer, de niños y jóvenes prestando juramento a una nueva locura que sabe Dios como terminará.
Y ya para terminar este post con algo un poco más animado, también contarles que hace poco recibí oooootra sorpresa en mi balcón... las plantitas que sembré el otoño pasado ya están floreciendo!!! Sé que puede sonar a tontería, pero no se imaginan con que ganas he estado esperando que mis plantitas empezaran a florear... También mi sábila tiene ya dos hijitos, que tengo que ver como carrizo los transplanto, si alguien puede darme unos tips lo agradeceré, que yo en esto de la jardinería soy nueva nueva.
Les dejo mis florecitas de regalo!