Mis rarezas

Ayer Otto, inspirado por la discusión sobre si el azul es un color frío o no, me dejó un regalo en su blog. Gracias otra vez, Otto. Así que en agradecimiento, decidí que ya era hora de dejar de recular y terminar la tarea que me dejó sobre mis rarezas.

Otto, tu sabes como me aburren estas cosas, así que espero que sepas valorar mi esfuerzo.

Ahí van...

1. En la ducha tengo 3 juegos diferentes de shampoo y acondicionador, y los uso dependiendo del humor del que esté cuando me estoy duchando. El mismo razonamiento se aplica a los cereales (5 cajas, 4 de Special K y una de All Bran, me aburro si tengo que comer siempre el mismo) y a los jabones. Por ejemplo, siempre tengo 2 pastillas de jabón en la ducha: uno antibacterial (Safeguard, Rexona o Protex), que es indispensable y con el que siempre me enjabono primero y uno para la cara. También tengo 2 frascos de geles para la ducha (con los que me enjabono después del antibacterial), uno energizante para cuando me baño por la mañana y uno relajante para cuando me baño por la noche.

2. Hace dos años, en mi cumpleaños, una compañera del laboratorio me dio de regalo una cajita rectangular, atada con una especie de liga larga negra. Yo abrí la cajita y dentro había una taza blanca bien bonita con una latita plateada que dentro tenía una especie de chocolate en polvo y unos marshmellows de colores. Mientras abría el regalito y sonreía y daba las gracias mi mente no se apartaba de la liga negra, y una vez cumplida la formalidad y agradecido el regalo, en lo que mi compañera se fue, agarré la liga, la anudé en las puntas y me la enrollé en la muñeca. Desde entonces la llevo puesta en la muñeca izquierda y sólo me la quito para bañarme. Cuando salgo a correr la amarro con las trenzas en el zapato izquierdo y el año pasado le guindé un azabache que me compré en Caracas.

3. Cada vez que me compro un libro, lo primero que hago es quitarle la etiqueta del precio de la parte de atrás y ponérsela en la contraportada. Luego en la primera hoja escribo la fecha y algo relativo al momento o la razón por la que me compré el libro. Me gusta pensar que cuando sea viejita, podré tomar cualquier libro de mi biblioteca, mirar el precio y decir: “Imagínate, este libro me costó apenas 7 euros!!! Y lo compré aquel día que...”

4. Como ya no se me ocurre ninguna otra rareza... porque estemos claros que eso de buscarse rarezas a uno mismo es un poco difícil, (yo creo que todo lo anterior es perfectamente normal) pues voy a poner una foto, un adelanto de lo que verás pronto en Caracas Otto, un lunar en el dorso de mi mano izquierda.